3.1 EL ENFRENTAMIENTO POR EL DOMINIO DEL MUNDO 1870-1918
- ¿QUÉ PASA CON LA ECONOMÍA?
- ¿QUIÉN FUE JOHN D.ROCKEFELLER?
En este proyecto colectivo os convertiréis en expertos en la Crisis económica de 1873 y la Segunda Revolución Industrial.
En la primera subtarea comenzaréis ordenando y jerarquizando todos los cambios que supuso. Para ello elaboraréis una presentación DRIVE basada en el tema de clase. Lo importante es que establezcáis correctamente las causas y consecuencias de los cambios. Debéis usar una presentación DRIVE y para ello os dejamos: Tutorial de presentaciones DRIVE.
En la siguiente subtarea analizaréis la vida de Rockefeller, uno de los grandes magnates de este periodo de grandes transformaciones económicas. Para ello, primero explicaréis su vida cronológicamente elaborando una línea del tiempo con DIPITY. En segundo lugar analizaréis tres vídeos sobre su vida realizando un mapa conceptual de cada uno de ellos. En tercer lugar realizaréis preguntas con Educaplay sobre su vida y por último, redactaréis un texto argumentativo a favor o en en contra de la manera en la que él hacía los negocios, relacionándolo con la globalización económica actual.
Como podéis observar se trata de un proyecto centrado en un único tema, pero que nos permite relacionarlo con los cambios políticos, sociales e ideológicos del momento, y con la actualidad.
Todos los miembros del grupo debéis colaborar y exponer una parte de cada una de las subtareas. Es decir, no podéis repartirlas, al contrario, debéis compartirlas.
PRIMERA TAREA: ¿QUÉ PASA CON LA ECONOMÍA?
Hemos estado trabajando cinco acontecimientos económicos sucedidos entre 1870 y 1914.
Tenemos tantos datos que necesitamos elaborar unas fichas que nos permitan conservar tanta información.
La tarea
Deberás elaborar una diapositiva (ficha-esquema) de cada uno de los cinco acontecimientos económicos que hemos tratado en el tema . Una por acontecimiento: Para poder hacerlo te ofrecemos un enlace a la Webquest del proyecto. Debéis reunir las diapositivas en una presentación DRIVE
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SEGUNDA TAREA: ¿QUIÉN FUE JOHN D. ROCKEFELLER?
Hemos estudiado la crisis de 1873 y la segunda revolución industrial. En esta tarea colectivo debéis investigar sobre uno de los protagonistas del periodo económico que hemos estudiado: el magnate John Rockefeller.
Vuestra tarea consiste en leer el documento que se adjunta y ver los tres vídeos que os dejamos para poder realizar las tareas:
Documento:
Mi dura infancia
Nací en Richford, (Nueva York), el 8 de julio de 1839, en una famila de clase media descendiente de inmigrantes alemanes llegados a Estados Unidos en 1733. Mi madre, Eliza, era una mujer muy organizada y dedicada a atendernos a la familia, Mi padre no fue modelo de fidelidad conyugal ni ejemplo para mi y mis hermanos. Mi padre se alejaba del seno familiar por largos periodos, y cuando volvía sus bolsillos por lo general estaban llenos de dinero e increíblemente volvía cargado de regalos para mi madre y mis hermanos. Mucho más tarde, descubrí que mi padre no era más que un impostor, que visitaba las reservas indígenas vendiéndoles a sus moradores toda suerte de objetos y posteriormente fue mucho más rentable la venta de productos farmacéuticos, que vendía como panacea para el cáncer.
De mi madre Eliza heredé no sólo el físico, sino también la estricta moral calvinista, además de muchos de los principios básicos de su vida, entre ellos el orden y la dedicación.
De hecho fuí un joven inteligente y aplicado. Nos mudamos toda la familia a Ohio, Cleveland, donde mi padre había conseguido una mejor oportunidad de trabajo. Ahí estudié en varios colegios públicos.
Ya desde muy joven mostré gran interés por los negocios. De hecho, recolectaba piedras para pintarlas y luego venderlas a mis compañeros, cuyos pagos depositaba en un frasco azul, que yo mismo denominé más tarde como mi primera «caja fuerte», que guardaba celosamente en mi habitación, logrando, a la larga, amasar la pequeña fortuna de 50 dólares, que para la época representaba una suma de dinero considerable. Fue entonces cuando pude aprender una de las lecciones más valiosas de su vida, cuando un día un amigo de mi padre fue a mi casa a pedirle un préstamo para saldar un par de deudas que estaban a punto de vencer. Mi padre no tenía el dinero, pero yo sí, y acordé prestárselo con un interés del 7 %. Me sorprendí cuando tras un año recibí una suma monetaria muy superior a la que había dado originalmente, así establecí la máxima de mi vida: No trabaje por el dinero, deje que el dinero trabaje por usted.
De allí en adelante, todas mis ganancias serían religiosamente contabilizadas en una libreta que llamé «el registro A» y comencé a establecer la mentalidad que me llevaría a triunfar años más tarde.
Mi primer empleo a edad temprana
Tenía ahorrados 800 dólares, pero aún me faltaban otros 1000 para crear mi primera firma de corretaje. Mi padre me lo adelantó con un interés anual del 10 %, hasta que alcanzase la mayoría de edad. Así fundé con mi socio M. B. Clark, la firma Clark & Rockefeller, que obtuvo, el primer año, beneficios por 4000 dólares y en el segundo cuadruplicó la suma.
Entonces comencé a invertir en el sector cafetero, con lo que aumenté aún más mis ingresos, pero a pesar de la gran cantidad de dinero que ganaba, no me sentía complacido, deseaba llegar mucho más lejos y estaba decidido a lograrlo.
El Imperio de petrolero
Mi percepción de que la industria petrolera me brindaría más oportunidades me llevaron a ingresar al sector industrial, en la producción petrolera. Yo era ahora un joven y acaudalado entusiasta del sector petrolero, pero ninguna persona en aquel mundo se imaginaba que mi ambición e inteligencia me llevarían a crear el mayor monopolio de todos los tiempos y justamente sobre aquella tan importante industria.
Fuerza y sentido de la oportunidad
En 1862, con los ahorros y ganancias de mi firma cafetera, pasé a ser socio de la Clark & Andrews, que comenzó instalando sus refinerías y en cuestión de muy poco tiempo comenzó a adquirir otras en Cleveland, actividad que continué hasta apropiarme de forma definitiva de gran parte de las de la ciudad.
El estallido de la Guerra Civil en 1861 fue la llave de mi fortuna. Dos años antes, con la perforación del primer pozo de petróleo, comprendí que podía ganar más con su transporte y refinación que con la explotación. Cuando en 1863 la compañía ferroviaria del Atlántico y el Oeste extendió su línea hasta Cleveland, poniendo esta ciudad en contacto directo con Nueva York a través de la región del petróleo, supe que había llegado el momento. Tenía 23 años e invirtí 4000 dólares como socio comanditario en la nueva firma Clark, Andrews & Co. Las refinerías surgían como hongos en Cleveland y mi entusiasmo por el oro negro me hizo abandonar el comercio de granos. Al negarse mi socio Clark a la expansión de la firma (lo atemorizaba el pasivo de 100 000 dólares), decidimos subastar la empresa. El 2 de febrero de 1865, la compañía salió a la venta, las apuestas subieron rápidamente, Clark, decidido a quedarse con la firma, ofreció 72 000 dólares. Yo, imperturbable, retruqué con 72 500 dólares y me quedó con la compañía. El negocio, que en adelante se llamaría Rockefeller & Andrews, era la mayor refinería de Cleveland, con una capacidad de 500 barriles por día y ganancias de un millón de dólares por año, que se duplicarían al año siguiente.
En aquella época sólo tenía que mostrarles a mis competidores mi cartera de inversiones y propiedades, para que estos decidieran venderme o negociar conmigo, de lo contrario podían estar seguros de que me encargaría de quebrarlos y llevarlos a la bancarrota, después de todo, yo dejaba muy en clara mi visión con la frase: La competencia es un pecado, por eso procedemos a eliminarla.
Ya desde entonces mostraba mi mentalidad de hombre de negocios depredador, buscando la expansión de mis empresas, el aumento de mis inversiones y la eliminación progresiva de la competencia a toda costa. Yo era ya un astuto e inteligente empresario.
Mi siguiente paso: acuerdos con el ferrocarril y la conquista de Cleveland y expansión nacional
La Standard Oil refinaba un cuarto de toda la producción de petróleo del país, y eliminando paso a paso la competencia, se convirtió en un poderoso monopolio, que refinaba el 95 % de la capacidad total del país. Mi equipo directivo estaba formado por un conjunto de los más capaces financieros del país. Todos eran millonarios. Para mi, la elección del personal siempre había sido un ingrediente importantísimo; elegía a los más capaces y entusiastas.
A principios de 1872, estaba decidido a finalizar su proyecto de conquista de la industria petrolera, para lo cual avancé, dando una maniobra sin precedentes, al ayudar a crear la South Improvement Company, una asociación que englobaba a los principales refinadores de petróleo de Cleveland, llegando a acuerdos con las empresas ferroviarias para obtener importantes descuentos para los miembros de la asociación. Este acuerdo ocasionó el reclamo del público que abogó por su anulación, algo se logró de modo legal, tres meses más tarde, ante las protestas de la gente, pero para entonces casi todos mis competidores se habían visto obligados a vender o a asociarse conmigo. En cuestión de tres meses, yo había comprado 22 de las 25 refinerías de Cleveland, todo gracias a esta magnífica maniobra, pasando aquella hazaña a ser denominada la "Conquista de Cleveland".
Luego de aquel extraordinario éxito, me encargué de expandir la presencia de la Standard Oil, hacia todo el país. Instalando o comprando, mi objetivo era dominar la industria. En 1878 controlaba el 90 % de las refinerías de petróleo de Estados Unidos y poco después ejercí un monopolio de los canales de distribución.
Ahora yo era, para fines prácticos, "el dueño de la industria petrolera de Estados Unidos" y ya nada podía cambiarlo.
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Caricatura de
Rockefeller de
1901 en la
revista Puck
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Como consecuencia de todas estas maniobras, había instaurado mi poder sobre la industria petrolera, pero ahora deseaba afianzarlo de forma total. Para ello decidí proceder a la creación de la Standard Oil Trust. Ésta sería una especie de extraordinario holding empresarial que concentraría diversas inversiones en el mundo del petróleo y los combustibles, no sólo en Estados Unidos sino en varios otros países del mundo.
La creación de esta entidad, se basó en una idea que creé, para evitar ser acusado de monopolio por las autoridades, dado que para el momento el gobierno ya comenzaba a tener injerencia en la reglamentación de la libre competencia entre empresas. Debido a ello, yo no podía adquirir de forma corriente, todas las empresas que deseaba controlar, porque de hacerlo, las autoridades intervendrían, la solución fue la creación del Trust, término que en inglés significa: «confianza», y que se refería a una concentración de empresas bajo una misma dirección, el control legal de las sociedades constituyentes se confería a la junta de administradores, cambiándose las acciones de las compañías por los certificados del trust.
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Acción de la Standard Oil
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De esta manera, yo lograba unir a las distintas empresas, bajo una misma dirección central con la finalidad de ejercer un control de las ventas y la comercialización del petróleo.
Mi idea se materializó en 1882, creándose así la Standard Oil Trust, que fue el primer monopolio del mundo, abarcando toda la industria petrolera estadounidense, controlando los procesos de extracción, refino, transporte, distribución y venta de todos los productos derivados del 90% de todo el petróleo de Estados Unidos y sosteniendo operaciones, inversiones y actividades en decenas de otros países.
Me convertí así en el hombre más acaudalado de Estados Unidos y posiblemente del mundo.
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EEUU contra Rockefeller
Ya a finales de la década de 1880, el gobierno de los Estados Unidos, estaba centrando su atención en el inmenso desarrollo del sector privado del país. En ese momento, el gobierno de los EE. UU. estaba decidido a reglamentarlo, para permitir el desarrollo equilibrado y justo de las inversiones y las compañías, buscando establecer la libre competencia, en un país donde tal cosa no existía. Por supuesto, para llevar a cabo tal proyecto de reforma era necesario demostrar que no se permitirían monopolios, y la única forma de probarlo era suprimiendo al más grande y poderoso de todos, la Standard Oil, que gracias a la Standard Oil Trust, a sus múltiples inversiones y a su dominio de la industria, controlaba casi en su totalidad el petróleo estadounidense y gran parte del petróleo del mundo.
El gobierno debió enfrentarse a mi para poder aplicar las nuevas medidas anti-monopolio que planteaban.
De esta manera, el gobierno se preparó para enfrentarse al hombre más poderoso de Norteamérica, y llevarlo ante los tribunales. Fueron necesarios años enteros de litigios sólo para llevarme ante tribunales, pues yo dispuse de mi ejército de abogados para defender mis intereses.
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Chevron mantiene en su logo una referencia a su antecesora, Standard Oil
Finalmente, se planteó el caso ante el Tribunal Superior de Justicia de Ohio, que decretó a la Standard Oil Trust como un monopolio ilegal y ordenó su disolución. Apelé la decisión, pero perdí. Aun así, con todo y las exigencias de la corte, el monopolio no se disolvió como tal hasta 1899, dado que si bien accedí a desactivar la Standard Oil Trust, mi imperio petrolífero ya estaba más que afianzado, y ese año establecí la Standard Oil Company en Nueva Jersey, siendo yo su presidente hasta mi jubilación en 1911. Este mismo año la empresa se dividió en 37 diferentes corporaciones por orden del Tribunal Superior de Justicia de Estados Unidos, que consideró a la compañía demasiado grande y poderosa en la industria como para continuar unida. Aun así, continué manteniendo el 30 % de las acciones de todas esas compañías y mi familia continuó manteniendo la mayoría del resto de las acciones, por lo que mi fortuna no se vio afectada.
Cabe destacar que el listado de empresas que surgieron como descendientes de la Standard Oil hoy en día son las principales compañías petroleras, no sólo de Estados Unidos sino del mundo, contándose en la lista compañías como la Exxon Mobil, que es la multinacional petrolera más grande del mundo, Chevron, que es otra de las grandes multinacionales petrolíferas, ConocoPhillips, Amoco (que fue absorbida por British Petroleum en el año 2000) y Standard Oil of Ohio, previamente conocida como Sohio.
En vista del renombre que poseen estas compañías hoy en día, no es difícil imaginar cuán poderoso fue el monopolio que ejercí y cuán extenso resultó, dado que todas estas son empresas que nunca faltan en ningún listado de corporaciones de gran importancia. Pensar que todas ellas estuvieron cohesionadas por mi deseo de dominar una industria, es algo que quizá resulte imposible de concebir hoy en día. Pero lo fue, y lo más increíble se mantuvo así a lo largo de más de cuatro décadas.
En consecuencia, se puede afirmar que la actual estructuración de las principales compañías del sector petrolífero es en su mayoría heredera del inmenso monopolio que creé, testimonio del gran poder que ejercí y de la extensa influencia que poseí y que marcó a esta industria.
Mi Vida privada
En lo que respecta a mi vida privada, se puede decir que gocé de la ventaja del anonimato de aquella época, mi nombre era reconocido, más en definitiva no me vi envuelto en ningún tipo de escándalo ni sufrí de persecución mediática. Desde joven mostré siempre un carácter reservado, siempre me esforzaba al máximo en lo que hacía y mi inteligencia para los negocios era innegable, pero siempre discreto. Además soy considerado el hombre más rico de la historia evaluándose mi fortuna en 1400 millones de dólares o el 1,53 % del PIB estadounidense de la época, lo que ajustado a la inflación equivaldría en 2007 a 663 400 millones de dólares estadounidenses.
Mi Matrimonio
Me casé con Laura Celestia Spelman, una profesora de Nueva York, con quien estuve casado hasta mi muerte y que me dio cuatro hijas: Elizabeth, Alice, Alta y Edith y un único hijo varón, John Davison Rockefeller Jr., quien heredaría miu vasto imperio tras mi muerte. Mi vida familiar transcurrió entre mis múltiples residencias y en mi casa de nueve plantas en Nueva York, donde más tiempo pasé.
Final de mi vida
Rockefeller en 1911
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A los 53 años de edad, mi salud comenzó a empeorar. Con varias enfermedades digestivas, perdí el cabello, adelgacé y se me hundieron los hombros. Con la espalda encorvada llegué a tener la apariencia de un hombre mucho mayor de lo que en realidad era. Apenas podía mantenerme en pie. Con mis recursos económicos busqué tratamientos costosos pero mi salud no mejoró. Fue entonces cuando empecé a bajar el ritmo de trabajo, a descansar más y a alimentarme bien, mi salud fue mejorando.
Tras la separación en 30 diferentes empresas de mi gigantesca petrolera la Standard Oil, y tras mi retiro como presidente de mi vasto imperio en 1911, centré mi atención sobre todo en mis actividades filantrópicas y en mi más ambicioso proyecto en el ámbito inmobiliario, la construcción del Rockefeller Center, el cual nunca pude ver terminado, debido a mi muerte el 23 de mayo de 1937 en mi residencia de Ormond Beach, Florida, a los 97 años de edad. Fui enterrado en el Lake View Cementery, en Cleveland, la ciudad que vio nacer mi inmenso imperio.
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Sería mi hijo, John Davison Rockefeller Jr., quien completaría la construcción del proyecto que era el Rockefeller Center, que sería el mayor centro empresarial del país y probablemente del mundo en su momento, siendo todavía hoy en día uno de los más importantes, además de ser un importante activo inmobiliario y de bienes raíces, para nuestra familia.
Mis creencias y ética
Yo era muy firme respecto a todo lo que conformaba mi personalidad. Primero yo era firmemente fiel a mi iglesia, la Iglesias bautistas y en segundo lugar era extremadamente rígido respecto a mi paradigma organizativo, de planificación y de administración monetaria y de mi tiempo.
En cuanto a mi tendencia política, siempre apoyé al Partido Republicano.
Luego estaba mi filosofía empresarial, ésta se basaba simplemente en un ideal de profesionalismo, dado que creía y aplicaba la idea de que sólo los mejores, con más experiencia, con más títulos y mejor preparación y determinación debían trabajar para mi. Esta filosofía se complementaba con su ideal de dominación y crecimiento exagerado, por parte de mis negocios, creando así una idea general, que raya directamente en el darwinismo social, bajo la clásica creencia de que sólo los mejores triunfan.
De hecho, ese ideal fue representado por mil en mi reflexión denominada «American Beauty» (Belleza americana).
Mi frase, célebre en la cultura capitalista estadounidense, fue pronunciada como metáfora del darwinismo social:
El crecimiento de un gran negocio es simplemente la supervivencia del más apto... La bella rosa estadounidense sólo puede lograr el máximo de su esplendor y perfume que nos encantan, si sacrificamos a los capullos que crecen en su alrededor. Esto no es una tendencia maligna en los negocios. Es más bien solo la elaboración de una ley de la naturaleza y de una ley de Dios.9
Esta frase, representa en más de un sentido, mi visión capitalista y para efectos del darwinismo social, es la más representativa de todas las frases o reflexiones que se hayan hecho sobre susodicha línea de pensamiento.
Mi Fortuna personal
Rockefeller utiliza como referencia a la rosa americana, para explicar su punto de vista, con la famosa frase de "American Beauty"
Debido a mi vasta fortuna, logré convertirse en la mismísima imagen del multimillonario estadounidense. Poseí múltiples propiedades inmobiliarias. Mi residencia principal en Nueva York, era la más lujosa y extensa de todas, teniendo nueve plantas. Además entablecí inversiones en variedad de otras entidades, financieras y productivas.
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Mis aportaciones filantrópicas alcanzaron los 550 millones de dólares. De éstos, el 80 % fue a parar a cuatro organizaciones caritativas creadas por mi: la Fundación Rockefeller, la General Education Board, el Instituto Rockefeller para la Investigación Médica (hoy Universidad Rockefeller) y la Laura Spelman Rockefeller Memorial, creada en 1918 y absorbida por la Fundación Rockefeller en 1929.
Apariciones en obras artísticas
- Es uno de los personajes de la serie documental Gigantes de la Industria10
- Es mencionado a lo largo de los documentales de Peter Joseph, Zeitgeist: The Movie, como uno de los empresarios más poderosos del planeta, revelando los propósitos de la familia Rockefeller y sus afiliados a favor de la globalización.
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