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APARTADO 3.3 EL SUELO
España cuenta con una gran variedad vegetal y animal en su territorio. Además de la evolución geomorfológica y su situación en la zona templada del planeta, esta variedad se explica por tener un relieve muy contrastado, con llanuras y montañas, costa e interior, archipiélagos y continente. Dicha variedad está relacionada con la división climática de la península Ibérica, de modo que a las tres zonas climáticas principales (oceánica, mediterránea y subtropical) le corresponden otras tres regiones con diferente vegetación: eurosiberiana, mediterránea y macaronésica. Existe una estrecha relación entre vegetación y suelo. Para comprenderla mejor, veamos primero unos aspectos básicos sobre los suelos. Formación: se forma por la alteración de la roca a través de procesos físicos, químicos y biológicos, pues la acción de agentes atmosféricos, unida a la de los seres vivos, fragmenta la roca y altera sus minerales. Composición:
En los suelos completos o evolucionados se distinguen 4 horizontes fundamentales que desde la superficie hacia abajo son: Horizontes del suelo:
El ecológico: soporte y alimento de vegetales, es necesario también para la fauna. Tanto vegetales como animales participan en la edafogénesis, aportando biodiversidad al interior del suelo. El económico: el valor agrícola, forestal, minero o ganadero de un suelo es lo que le asigna un precio. El valor cultural: la capacidad del suelo de producir alimentos ha creado, a lo largo de la Historia, sistemas de protección del mismo, de modo que su explotación es sostenible. Conservar dichas tradiciones o culturas, es básico para mantener un uso racional del suelo. Por otro lado, no hay que olvidar que en la formación de suelos actuales participaron culturas prehistóricas, cuyos vestigios se han incorporado en algunas de las capas de ese suelo.
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